David Bowie nos ha dejado. Todos los medios y usuarios de las redes sociales han hecho su propio tributo al artista convirtiéndose en grandes eruditos de esta figura ya legendaria. Isa Pi no es ninguna entendida en Bowie. Yo sólo sé conceptos vagos que canta Let’s dance, que fue un icono de la estética glam, que jugó con su bisexualidad, consumió drogas y se reiventó antes que Madonna. También que está casado con la guapísima modelo somalí Iman y que su hijo Duncan Jones es director de cine y ganó un Festival de Sitges con la película, Moon. ¡Ah! Y que aparecía en la película de los 80, Dentro del Laberinto, junto a una joven Jennifer Connelly.
Sin embargo, estos días, me he leído varios artículos homenaje sobre su figura con el que he corroborado que no era un hombre ordinario, sino extraordinario y que poco tiene que ver con los treintañeros que vivimos aquí como si los 30 fueran los nuevos 20. Me refiero a este artículo de Verne que pone qué hacia el británico según su edad.
He seleccionado de los 23 a los 39 años porque si no me da a mí que mi autoestima no se levanta en décadas. En negrita los títulos de Verne y podéis leer completos en su página web.
A los 23 se casó con la actriz, modelo y cantante Angie Bowie. ¿Casarse? Cuando estaba de becaria sobreviviendo con 600 euros y compartiendo piso. Gracias papá y mamá por echarme una mano.
A los 24 fue padre por vez primera. Nació Duncan Zowie Haywood Jones. ¿Ser padres? Pero si no podía ni mantenerme a mí misma.
A los 25 completaba su personaje Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual que aparecía en varias de sus grabaciones y que él mismo encarnaba sobre el escenario. También interpreto varios personajes cuando con algunas personas tienes que mantener las formas si no quieres acabar mal y que te echen del trabajo.
A los 26 lanzó el disco Aladdin Sane, con su mítica portada y la tantas veces homenajeada fotografía de Brian Duffy. Mi fotografía de Tinder tampoco está tan mal ¿no?
A los 27 Se marcó un moonwalking antes que Michael Jackson. Si queréis salimos una noche y demuestro mi armas sobre la pista.
A los 28 Se pasó por los Grammy para dar un premio a Aretha Franklin. Yo me pasé por el dentista para que me quitaran las muelas del juicio que estropeaban una inversión importante en aparatos correctores.
A los 29 creó otro de sus álter ego, el duque blanco. A esa edad quiso desengancharse de las drogas y no se le ocurrió nada mejor que mudarse a Berlín, atraído por el movimiento artístico Die Brucke y la República de Weimar. Creó buena parte de la trilogía de Berlín (Low, Heroes, Lodger), compartió piso con Iggy Pop en la Haupstrasse 155 de Schöneberg -compusieron juntos Passenger tras un trayecto de metro-. Excepto con las drogas, a mi este rollo nunca me ha molado, se asemeja bastante a mi. Comparto piso y el metro me inspira para escribir mi blog.
A los 30 se inventó un idioma propio, para cantar el tema Subterraneans. Yo con sacarme un título con cara y ojos de inglés me conformo.
A los 31 compartió plano con Marlene Dietrich, en la última película de la actriz, Just a Gígolo (1978). Yo me emocionó cuando me cruzo con un famoso por la calle.
A los 32, Lou Reed le pegó un guantazo. Ocurrió en un restaurante en Chelsea (Londres), durante una discusión tras un concierto de Reed. “¡No vuelvas a decir eso!”, escucharon que decía el músico mientras golpeaba a su colega. Su estrecha relación personal y profesional hizo que Bowie produjera años antes parte del disco más celebrado de Reed, Transformer. Yo a veces también vivo momentos de bofetada.
A los 33 era estrella de Broadway, con El hombre elefante. ¿Ahora teatro? Con tanto trabajo y un sueldo justo no me da tiempo de explorar más facetas profesionales (Creo que tampoco a los 33).
A los 34 colaboró con Queen en otro éxito de ventas, Under preassure (1981). Mis compañeros de trabajo también molan como Queen
A los 35 hizo teatro televisado, con un texto de uno de los mayores referentes de su carrera: Bertolt Brecht. En España el teatro televisado sería un verdadero fracaso porque estamos acostumbrados a la programación televisiva de Telecinco. Aunque cuando llegue a los 35 quién sabe, quizá La 2 es lo más. De momento Cachitos de hierro y cromo siempre es trending topic.
A los 36 vendía millones de discos, con Let’s Dance. Ojalá pudiera vender tantos discos, otro gallo cantaría. Yo soy de las que los baila (creo que también con 36).
A los 37 se marcó una versión de Beach Boys: God Only Knows. Yo también los versiono en la ducha (y seguiré haciéndolo a los 37).
A los 38 fue una de las estrellas del concierto solidario Live Aid del estadio de Wembley (Londres). A cualquier edad todos somos solidarios pero dentro de nuestras posibilidades.
A los 39 se disfrazó para protagonizar Dentro del laberinto (1986), de Jim Henson, creador de Los Teleñecos. La película es un clásico para los niños criados en los 80. Casi, pero yo siempre había soñado participar en el programa de Xuxa Park, claro que a los 39 lo dudo.
Está claro que es el puto amo. Y nunca estaremos a su altura aun midiendo un metro ochenta.
No se puede comparar a Bowie con nadie, él era un geniio de la talla de David Michael Jackson ... no era una persona ordinaria con una vida normal, como la de ningún genio. Lo importante de su vida no se traduce en números y estadísticas sociales sino en creatividad originalidad y arte.