Qué importa qué cantes sino qué enseñes

La música ya no se toca ni se escucha sino que se ve. En la última gala de los Billboards, que se celebraron hace unas semanas en Estados Unidos, todos los medios de comunicación destacaron el “destape” de las cantantes a la hora de posar en la alfombra roja y, en cambio, tuvo mucho menos eco qué canciones cantaron o ganaron esa noche. Si cantan bien o mal es lo de menos pero, si lleva un vestido que pasa desapercibido, la industria de la música te catapulta hacia el olvido.

Y, por supuesto, la gran mayoría, las más conocidas por el gran público, cumplieron con su papel de vender muy bien su cuerpo, sus canciones no tanto porque quedaron en un segundo plano (al menos los que no somos muy entendidos en música). ¿Quién presta atención a una canción cuando ve el cuerpazo de la López, por ejemplo? A nadie le pasaron desapercibidas – a menos de que fuera ciego o muy despistado- las curvas de Jennifer López que dejaban entrever, mejor dicho, ver explícitamente, su vestido transparente y un generoso escote; o el ombligo y las piernas del vestido casi todo rajado de Rita Ora; o los pechos de Mariah Carey que le sobresalían por todo el tórax (parecía que acababa de tener trillizos).

JeniferLopez_IsaPiBlog

RitaOra_IsaPiBlog

Sin embargo, Nick Jonas, los One Direction o Ed Sheeran u otros colegas del sexo masculino lucían pantalones, chaqueta, muy pocos corbata (con lo incómoda que es…); e incluso algunos calzaban deportivas (ellos que no tienen ni que llevar tacón ¿qué necesidad tendrán de ponerse el mismo calzado que cuando van a jugar a tenis?). Está claro que ellos allí van a vender su música, no su cuerpo. Yo todavía no he visto a los de Colplay o U2 en calzoncillos en un photocall.

OneDirection_IsaPiBlog

¡Qué no cunda el pánico! Aunque la industria de la música se empeña en cantantes explosivas – además de cantar bien- y hombres que cantan bien y punto, sí que hay un grupo de mujeres que no han querido pasar por el aro de triunfar a cambio de vender su cuerpo como objeto sexual (no me malinterpretéis no quiero decir que tengamos que ir tapadas como una monja y feas hasta decir basta) sino que son mujeres que se sienten bellas consigo mismas y triunfan por su trabajo, por su música.

Un buen ejemplo son Adele o Meghan Trainor que no se ajustan para nada a los cánones de las estrellas musicales. Esta última, con su archiconocida y con mucho mensaje All About That Bass, denuncia que las revistas trabajen con photoshop y crean a una mujer irreal. La letra también dice que todos debemos lucir nuestra belleza, que no debemos preocuparnos por el tamaño (gorda, plana, demasiado alta, baja…) y que cada centímetro de nuestro cuerpo es perfecto. No será nunca una figura de palo, de silicona, como una muñeca de Barbie pero, sinceramente, a mi me llaman Barbie y me sentiría insultada.

Taylor Swift también va por libre. Es “una niña demasiado buena” para una industria que todo el rato busca el escándalo y, sorprendentemente, ahora mismo es la artista más influyente. En una entrevista en la revista Glamour de junio decía: “Todas tenemos cosas que nos hacen sentir fuertes y poderosas. Pero, personalmente, no necesito escribir canciones que hablen de sexo de forma explícita. Nunca lo he necesitado”.

La señorita Swift (a veces sí me parece un poco repipi) sería la otra cara de la moneda de la señorita Cyrus, que mete el sexo y su cuerpo a la primera de cambio. Por favor, alguien le tendría que decir a la ex Hannah Montana que, en su caso, lo escandaloso sería ir vestida muy muy recatada y que cada día nos aburre más con sus numeritos de mujer hiperliberada.

MileyCyrus_IsaPiBlog

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