De la precariedad laboral a la sentimental

A nuestros padres y abuelos les infundían el miedo a ir al infierno para que cumplieran una serie de preceptos, desvirtuando totalmente el mensaje que Jesús transmitió: “Amaros unos a los otros como yo os he amado”. Y que San Agustín sintetizó en una frase mítica que actualmente sería un eslogan publicitario perfecto para el anuncio de Coca Cola: “Ama y haz lo que quieras”.

Ahora el miedo a ir al infierno está pasado de moda y se ha buscado un nuevo leimotiv para tener controlado al personal: el miedo a ser reemplazado. Con una crisis que muchos treintañeros arrastramos desde que dejamos de ser becarios, con sólo unas mejorías tímidas a las condiciones de recién graduados y, no nos quejemos porque “somos unos privilegiados” como me han dicho más de una vez, la precariedad se ha instalado en nuestras vidas, derivando del ámbito laboral al personal.

DiabloPrada_IsaPiBlog

Vivir con la teoría del miedo a perder un trabajo nos convierte en unos vendidos. Por si acaso nos quedamos horas improductivas delante del ordenador, por si acaso contestamos correos durante el fin de semana, por si acaso sabemos cuándo empieza la jornada pero no cuando acaba y todo por si acaso hay otro dispuesto a bajarse todavía más los pantalones y lo hace por menos dinero y con mayor disponibilidad horaria. Y entonces vamos relegando el precepto de San Agustín, el de amar, en un segundo lugar o tercer lugar o, mejor dicho, en el último lugar y somos unos infelices. No tenemos tiempo para nuestra pareja, para nuestros hijos, para nuestros amigos ni para nosotros mismos, que también es muy importante, y las obligaciones (el miedo a…) lo monopolizan todo.

ElBecarioFamilia_IsaPiBlog

Y me diréis que los Millennials somos la caña. Sí, lo somos. Somos poco leales a nuestras empresas (como si ellas no prescindieran de nosotros si hay recortes), nos encanta que nos envíen al extranjero para desarrollar un proyecto y, sobre todo, valoramos que merezca la pena ir a trabajar cada día. Ya que no contamos con sueldos ni planes de pensiones generosos que como mínimo sintamos esa pasión todos los días. En este sentido, somos buenos discípulos de San Agustín. Para mí, al menos, es muy importante y ello se proyecta en nuestros resultados y un buen empresario tendría que saberlo.

Pero los Millennials -como dice un artículo publicado hoy en Expansión- también tenemos algo en común con los Boomers (1946-1965) y la Generación X (1965- 1980): conseguir un equilibrio entre la vida personal y laboral, así como la estabilidad financiera. Bueno, y con los de la Generación X estaremos de acuerdo que nos encanta el trío protagonista de Reality Bites – Winona Ryder, Ben Stiller y Ethan Hawke-, sobre todo los que nacimos en los 80 y vivimos los 90.

RealityBites_IsaPiBlog

He oído tantas veces esa frase de me gustaría tener mi propio proyecto, gestionar mi tiempo, que mi productividad corresponda a mi salario y así tener tiempo para mi vida personal y familiar…. Pero seguimos allí, sin dar el salto, pero muchas veces porque no podemos, necesitamos también una cierta estabilidad. En la universidad tiene su emoción vivir con 100 euros al mes – y cogerte una litrona- pero en la treintena ya no, como mínimo te mereces un gintónic de Seagrams. Cuesta conseguir clientes, más si no te mueves en altas esferas y no vas a jugar a golf con el directivo X.

Leí este fin de semana una entrevista en Vogue a Rosario Nadal, ex mujer de Kiryl de Bulgaria, un príncipe destronado que trabaja en la City y vive en Chelsea. Ella ahora es una reputada consultora de Arte y sale con un hombre más joven que es uno de los artistas más cotizados del momento. Contaba la aristócrata mallorquina que cuando se casó con 20 años y se fue a Londres tenía la carrera de Bellas Artes pero no tenía ni idea de inglés. Sin embargo, gracias a su ex marido -lo reconocía- tuvo la oportunidad de trabajar en la casa de subastas Christies. Allí conoció el negocio, hizo contactos y ahora era una voz a tener en cuenta en el mundo del arte. No digo que la chica no sea válida pero tuvo su oportunidad. Si nosotros nos vamos a Londres con 20 años, con una carrera de Bellas Artes y sin muchas nociones de inglés acabamos de camareras y con suerte pintando retratos en el metro.

87865-Rosario Nadal

Creo que las partes implicadas para cambiar esta precariedad no están por la labor. Para empezar tendríamos que tener horarios europeos, que si llamaras más tarde de las 18:00 horas no te encontraras a nadie en la oficina. A esa hora, los padres estarían con sus hijos – quienes sacarían mejores notas y tendríamos menos fracaso escolar y unos futuros profesionales más preparados-, las parejas estarían con sus amados – y no habría más amenazadas del tipo “o yo o el trabajo”. Y los solteros tendríamos tiempo para encontrar un churri. Así ya no volveríamos a vivir esas situaciones extremas de “tenemos un rollo de una noche o me caso contigo” (leer este post para entender tal afirmación) porque dispondríamos de tiempo de conocer al otro, enamorarnos y disfrutar del proceso.

6 Comments

  1. 2 febrero, 2016  10:05 by Yolanda

    Lo has clavado, miedo ésa es la palabra. Y si dices algo a la calle.

  2. 2 febrero, 2016  11:31 by Kenal

    Este país está quebrado, económica y socialmente. Es un secreto a voces entre inversores y asesores de grandes multinacionales; y como siempre, el populacho y los borregos no se enterarán hasta que sea demasiado tarde, como ocurrió con la crisis inmobiliaria.

    El que quiera tener un futuro, formar una familia y tener un trabajo digno, que se marche de este país cuanto antes, o corre el riesgo de ser un cuarentón amargado y solitario con un trabajo precario y decadente.

    Dentro de 10 años esto será un erial. Corred insensatos.

  3. 2 febrero, 2016  17:44 by Nemo

    También es muy de millenials echarle la culpa de todo a los demás cuando las cosas se complican un poquitín. Just saying.

    Todo va mal... pero por qué no lo arreglan?

  4. 3 febrero, 2016  19:04 by MysteriousMan35

    Estoy tan de acuerdo contigo que es como si lo hubiese escrito yo mismo :)
    Yo aún tengo tiempo de salir entre semana, es más, con la edad voy valorando cada vez más mi vida personal y relegando a un puesto menos importante mi trabajo (quizás porque no tengo una hipoteca o una familia que me hagan arrodillarme frente al primer empresario abusón que se me cruce)
    Creo que la mayor parte de las personas, en torno a un 90%, tienen sus prioridades muy equivocadas y terminan muriendo sin haber sabido vivir la vida.

  5. 4 febrero, 2016  15:05 by Isa Pi

    Muy muy de acuerdo contigo!!! ¿Qué te está pasando Misterious Man? Será porque no hablo del sexo opuesto! jajajjaj Muchas gracias por tu comentario una vez más!!!!

  6. 4 febrero, 2016  15:07 by Isa Pi

    Muchas gracias por el comentario! A veces los que nos quejamos podemos arreglar poco! Por ejemplo, sólo el tema de cambiar los horarios, tener una hora sólo para comer y salir a la hora si los jefes no lo promueven... Si yo algún día lo soy te prometo que lo haré!!!!

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