En la vida de uno siempre hay hechos, aparentemente insignificantes, que son una especie de premonición de lo que te va acontecer en la vida. Un suceso que sirve como profecía para la siguiente etapa vital. Recuerdo uno antológico, más revelador que el de una pitonisa, que presencié en mi recién estrenada mayoría de edad. Sin ser yo muy consciente, fui testigo de cómo sería la percepción que los hombres tendrían de mí una vez puesta de lleno en el mercado (ese que siempre está fatal).
Una amiga mía de clase nos presentó a mí y a dos amigas más el amigo de su novio. Decía que era un amigo muy majo y, además estaba como un queso, aunque era muy, muy tímido. Vamos, ese estilo de chico que a todas nos vuelve locas. Nos reunimos en un bar de Lleida: los novios, el amigo, mis dos amigas y yo. Como siempre ocurre en mi vida: un tío para tres tías. No sé si, por este motivo, algunos países permiten la tan machista práctica de la poligamia.
Volviendo a la tierna adolescencia, en nuestro encuentro informal nadie hablaba. Estábamos vergonzosos, nerviosísimo y sin saber muy bien qué decir. Parecía un encuentro forzado. Los novios intentaron romper el hielo pero con poco éxito. Al final me animé (no sé si tomé alguna cerveza, pero en ese momento creo que ni me gustaba) y empecé a hablar, a decir chorradas y a amenizar la conversación. La verdad es que al final nos reímos mucho y no estuvo nada mal.
No os creáis que hablo por los codos y hago bromas, sólo cuando me noto cómoda en el ambiente y conozco a las personas. Entonces me encanta porque digo todo lo que se me ocurre, doy rienda suelta a la espontaneidad (no sabéis lo liberadora que es) sin sufrir por si pensarán o dirán o si meto la pata. Sin embargo, con los chicos siempre he sido muy tímida (sobre todo si me mola) y más cuando tenía 18 años.
Durante una época me ocurría una de las cosas más odiosas para una jovenzuela: me ponía roja. A la mínima que un chico me decía algo me sonrojaba, también cuando algo me apuraba. Ahora a veces todavía me pasa, sobre todo cuando hacen un comentario y no sé qué cara poner, aunque la experiencia hace que sea algo más excepcional. Me llegó a obsesionar tanto el miedo a ponerme roja que en la universidad a veces evitaba hablar con según qué chico. Algunas ligando como locas en el Messenger y otras que no nos comíamos un rosco o más bien obviábamos cualquier oportunidad.
Ya me he vuelto a desviar del tema. Una vez estuvimos a solas con nuestra amiga, le preguntamos qué había opinado el chico sobre nosotras. De una dijo que era muy guapa (toda la vida ha vuelto locos a los chicos y las otras no teníamos nada que hacer a su lado); de la otra, dijo que tenía unos ojos azules muy bonitos (y así es) y de mi dijo que era muy simpática.
En ese momento no me lo tomé a mal (ahora me hubiera sentado como una patada en el culo). Entonces todo está a tu favor para conocer a chicos. Es un momento idílico que ni se te ocurre todo lo que te va acontecer con ellos (tanto lo bueno como lo malo). A los 18 años, todos los hombres están solteros (no como ahora que sólo estás rodeada de “la pareja de”, “el ex marido de” o el mujeriego que está liado con seis a la vez); los hombres no están traumados por malas experiencias amorosas; y nosotras no tenemos ningún prejuicio sobre las relaciones.
Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta que ese comentario inocente tiene más miga de lo que parece a priori. ¿Porque le llaman simpatía cuando quieren decir no me mola nada? ¿Estamos las simpáticas predestinadas a la soltería? ¿Por qué los hombres políticamente correctos siempre dicen que en el fondo, para una relación seria, prefieren a una mujer simpática que les haga reír y que tenga cerebro (ver entrevistas a actores guapérrimos en revistas femeninas porque dan fe de ello)? ¿Por qué se automienten?
¿Por qué el físico de una mujer tiene tanto poder de atracción en un hombre? Esto hace que las mujeres nos obsesionemos tanto por nuestra apariencia y a veces sólo leamos artículos de cómo conseguir una figura 10 o un pelo sedoso y liso o pasemos por el quirófano a los 40 años para unos retoques y no leamos a C.S Lewis o George Orwell. ¿La tiranía de la belleza es una percepción de nosotras mismas desde el ángulo masculino?
Este artículo va dedicado a todas aquellas mujeres simpáticas de la vida, a todas las solteras treintañeras, y a todas aquellas que también les ha ocurrido la horrorosa experiencia de ponerse roja. Y, por supuesto, quedó claro que al chico en cuestión no le interesé para nada, pero tampoco acabo con ninguna de nosotras (ni lo intentó). Muy tonto, porque éramos todas unos partidazos.
Es muy valiente por tu parte confesar tus miedos!me ha encantado el artículo.
Muchas gracias! Las confesiones suelen ser terapéuticas!!!!
Hola hola! No estoy muy de acuerdo con eso. Mis amigas siempre han sido estupendas de la muerte, guapísimas, delgadas y con esa timidez que las hace adorables. Pero siempre estaban metidas en líos amorosos que no iban a ninguna parte. Sin embargo, yo siempre he sido la más "mujerona" de mis amigas, metidita en carnes, pero también voy siempre con una sonrisa en la boca, haciendo payasadas y, como tú en aquella ocasión, rompiendo el hielo. Todos los líos amorosos de mis amigas me han considerado la amiga simpática y, en alguna ocasión, la sexy. Todos esos líos que a ellas no les llevaron a ningún sitio a mi me dieron la oportunidad de tener un montón de amigos, e incluso una buena agenda de soltera. Así que sí, la simpatía da mejores frutos que otra cosa. La sonrisa es la curva más bonita de una mujer! :)
Estoy de acuerdo!!!! Puedes ligar mucho pero meterte siempre en relaciones desastrosas! A veces se atrae a los hombres erróneos! Guapa no significa ser exitosa en el amor, quizá en el ligoteo!!!
Yo también me pongo roja, rojísima!! y también he sido la que ha recibido todos los "sí, es muy maja" pero bueno Isa, por otro lado el karma ha jugado en mi favor y mis amigas las guapas están sufriendo ahora por un cabronazo. Si es que el mundo está mu mal repartío...
Así que los que van a por lo superficial, out of my way, honey!
Un besazo!
Muy de acuerdo!!!! Si buscas un tío muy guapo pero un cabrón... mal vamos! Yo también creo que un poco de Karma sí existe! Gracias por el comentario. Un abrazo
He leído el artículo y me ha parecido un tanto 'lorealista' o 'porqueyolovalguista' ;)
Todo eso que creemos que nos gusta de otra persona siempre es un maquillaje que oculta el verdadero deseo que no es otro que el de ser querida/o. Aquí lo que falla en muchas mujeres se miran al espejo repitiendo 'soy hermosa' 'yo valgo mucho'...ese positivismo no sirve de nada si en el fondo no se quieren ni a sí mismas.
Ahora es fácil encontrar la receta, está a un clip de internec, y por poco que indagues verás que muchos coinciden en la misma teoría: Si quieres tener éxito renuncia a tener éxito...Si quieres tener pareja renuncia a tener pareja. Sé tú y deja que el Universo te ponga las expectativas. Y si luego no te convence pregúntate que parte de ti sigue en conflicto.
Otro truquillo para bloggers (yo lo hice) es escribir una carta (o post) especificando claramente que tipo de hombre quieres tener a tu lado. Hazlo y olvídalo. El día menos esperado se presentará delante de ti y tu ni te acordarás de lo que escribiste por lo que hay que poner toda la intención en ello. Cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad
Me ha gustado mucho tu aportación BEll. Sólo que el tema "cuando menos te lo esperes" llegará... Me da mucha rabia y no creo en ello. Has de estar en continua búsqueda (no significa desesperada) y en algún momento, quizá cuando tengas ganas de tirar la toalla en tu objetivo, aparece. Pero sin lucharlo nada llega. Mil gracias!