Empezamos con mal pie la primavera. Llegó con lluvias y bajada de temperaturas, más como una prolongación del invierno que un paso adelante hacia el buen tiempo. Pero, poco a poco, la primavera se ha dejado notar: días con más luz, campos florecidos y temperaturas más suaves. Ahora ya puedes ponerte prendas más finas y favorecedoras, con los nuevos escaparates de Zara y Mango me vuelvo loca. Esta Semana Santa con sol ha sido un milagro, digno de la Virgen de la Macarena o de Montserrat para las que somos más austeras en devociones.
Estas semanas sales del trabajo y da la sensación de que todavía te quedan horas para compartir con otras personas que no sean tus colegas y para hacer mil cosas ajenas a los deberes profesionales. La primavera desdibuja esa sensación de que sólo trabajas, comes y duermes durante los cinco días laborables. Aunque, no nos engañemos, también trae consigo inestabilidad atmosférica, lluvias, astenia y alergias. Esta estación es como todas las cosas que valen la pena en la vida: tienen su lado bonito y el menos agradable pero ambos son necesarios para que broten las flores y los frutos y el paisaje adquiera un aspecto visual fascinante, colorista y lleno de vida.
Viendo este paisaje primaveral por la ventanilla del autobús Alsa, de camino a mi pueblo para estas vacaciones casi terminadas, es cuando pensé que las mujeres somos como la primavera: preciosas, alegres, fascinantes, coloristas, con luz y, a priori, con fruto en nuestras entrañas (en caso que se desee).
Sin embargo, también nos acompaña la inestabilidad de ánimo (ese zigzag hormonal es parte de nuestra esencia), del sol a la lluvia hay sólo un paso en nuestro interior, y provocamos cierta alergia, sobre todo si estamos embarazadas o tenemos niños pequeños. En algunos países la alergia es tal que debemos escondernos tras un velo para que no se nos puedan percibir y desatar un ataque alérgico irreparable en los hombres. Aunque tampoco debemos irnos tan lejos, cuando leo el periódico sólo hay titulares con nombres más habituales para el cromosomas XY. ¿Tendrá la vida pública alergia a la mujer?
¿Qué haríamos sin primavera? Acabaríamos con la humanidad, no habría frutos, ni belleza, ni luz, ni flores, ni días largos y el mundo sería insostenible. Pregúntenle si no a los campesinos de mi pueblo o a mi padre, uno más de ellos. Por ello, no entiendo cuando la sociedad relega a la mujer en casa o en puestos de trabajo con poca capacidad de decisión. La mujer tiene mucho que aportar a la empresa y a la sociedad con su visión de las cosas y su forma de ser, distinta al hombre, aunque no peor ni mejor.
Sin primavera, no habría ciclo de la vida. Sin mujer en la vida pública, no hay sociedades más justas, tolerantes, bellas y fructíferas. Sí, ya es primavera…
Isa! Me ha encantado este símil estaciones - igualdad!!! Muy sutil y muy muy fuerte y directo! Si no hay primavera no hay ciclo de vida...me encanta de verdad! Y sí, anda que no estoy notando yo el subidón hormonal de la primavera por tierras helvéticas, y me lleva todavía más loca que de normal porque aquí ves un paisaje increíble, verde verdoso maravilloso (ole!), pero hace frío! Mucho frío! Y la gente sigue siendo sosaina...jajaj lo dicho, que m'ancantao! Un abrazo!
Muchas gracias Isa!!!! La primavera inspira!!!