El pasado jueves, mi amiga Lucía Be recomendó en su Instagram Stories la novela de Mujer Sin Blanca Soltera Busca, que si alguien todavía no se ha enterado, mañana, estará en las librerías. Por temas de distribución, en algunas tiendas, la llegada de la novela puede demorarse hasta el viernes y si no siempre puede pedirse que lo soliciten al distribuidor. En Amazon segurísimo que ya está.

A raíz de su review, Lucía Be recibió mensajes de algunos de sus seguidores – sólo decir que es una influencer con 134 k en Instagram- en los que se podía leer: “tengo 27 años, soy casi periodista con un trabajo de mierda y encima en busca de piso”; “madre mía, soy yo, creo que se lo a regalar a alguna amiga también, ¡qué dura es la vida”; “soy yo, me lo compro en cuanto mis jefes me paguen las horas que me deben”; “aquí una periodista, mujer sin blanca soltera busca, te manda millones de gracia por esta súper recomendación, deseando que llegue el martes”, entre otros.

De todos ellos, me hizo mucha gracia uno que decía: “Un brindis por las periodistas que soñaban con Vogue y terminaron por buscar otro camino”. Éramos nosotras, Lucía y yo, en el sofá de su piso en nuestra época universitaria, hojeando el Vogue y creyendo que nuestro nombre aparecería en su mancheta. Creíamos que entrevistaríamos al diseñador o actriz de turno, que nos invitarían al desfile de Dior en París y que una marca nos regalaría un viajazo a una isla paradisiaca para asistir a la presentación de su producto.

Terminamos la carrera y se estrenó El Diablo se viste de Prada. Nos dimos cuenta que no todo era perfecto en el mundo de la moda, pero creíamos que a nosotras estas cosas no nos ocurrían. Unos meses más tarde, llegó la crisis económica. Ni siquiera nos dieron la oportunidad que tuvo el personaje de Anne Hathaway, sino que trabajamos en lo que pudimos.

Poco a poco olvidamos un poco esas fantasías de veinteañera universitaria, empezamos a recorrer nuevos caminos, que si todo nos hubiera salido perfecto nunca hubiéramos iniciado ni intentado.

Un pequeño inciso. Para los que formar parte del equipo de esta revista nunca ha sido una aspiración, el “trabajar en Vogue” es un concepto intercambiable por otro tipo de trabajo o por una relación sentimental idealizada que en los años universitarios la imaginación inventó y llevó a la frustración en los años posteriores.

A lo largo de estos tres años de blog, muchos me habéis escrito con mensajes en esta línea y también referente a las relaciones. Primero pensaba que sólo me pasaba a mí, después he visto que soy una chica normal. De hecho, en el libro, he seleccionado algunas aportaciones que habéis hecho de forma pública en el blog, cambiando nombres, porque me parecían buenísimas. Esto no quiere decir que el libro sea una recopilación de post – alguno hay acompañado de unas ilustraciones de mi prima que son monísimas, muy ingeniosas y divertidas– sino que es una novela con un principio, nudo y desenlace. Hago esta aclaración porque algunos creían que se trataba de una recopilación de artículos. No es así.

Si alguna vez te has sentido como una veinteañera que soñaba con trabajar en Vogue y terminó por buscar otros caminos, Mujer Sin Blanca Soltera Busca es tu libro.

Por cierto, os dejo una foto mía y de mi prima, del día que nos llegó un ejemplar impreso y no nos lo podíamos creer. Era nuestro bebé.

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