Últimamente me ha cogido la vena turística. Será que el verano nos contagia a todos y por unos días queremos ser esos locos que lo fotografían todo y van ataviados con unos pantalones cortos y unas chanclas. Quiero demostrar que sin ser Carlota de Mónaco ni Bianca Brandolini, es decir, ni una egoblogger ni una it girl, también se pueden hacer visitas culturales y escapadas cool.

Mi primer momento turístico cool fue la visita a la Casa Batlló. Sí, muy triste, llevo casi 10 años viviendo en Barcelona y nunca había ido. Me encantó. Es impresionante como Gaudí fusionaba la naturaleza y sus convicciones religiosas en sus creaciones arquitectónicas. Inevitablemente, te transportabas en una escena cotidiana de la burguesía textil catalana reunida en su nada asequible hogar. Además, con el audioguía ponías la “tablet” encima del espacio y podías ver cómo estaba decorado a principios de siglo. Y para terminar, asistí a un concierto de rumba en el Terrat del Drac de la Casa Batlló con una copa de vino en mano, el mismo día que el Parlment apoyó la candidatura de la rumba catalana como patrimonio cultural inmaterial de la Unesco. Estos conciertos de les Nits Màgiques de la Casa Batlló están hasta el 26 de septiembre. Os dejo un link por si os interesa consultarlo: https://www.casabatllo.es/noches-magicas/

Y si quieres irte de viaje. Aquí algunas ideas de qué hacer si viajas en Croacia:

Día 1. Visita en el centro histórico de Split. El casco antiguo está considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1979. Éste se ha construido tomando como base el palacio Diocleciano que fue la residencia imperial del emperador Diocleciano en la costa dálmata después de su abdicación voluntaria en el año 305. Es una de las construcciones romanas que mejor se conservan. El mejor de este centro histórico es hacer una visita guiada y empaparse de sus calles tomando una cerveza local o cenando en las múltiples ofertas de bares y restaurantes que se fusionan con los capiteles corintios o las esfinges egipcias.

Día 2. Isla de Brac. Desde Split puede cogerse un ferry que dura 50 minutos y te lleva a Supetar, un pueblo pesquero que no debes dejar de visitar. De allí en taxi, coche particular (puedes subirlo al ferry pero exige estar una hora y media antes) o bus, dirígete a la población de Bolt (al otro lado de la isla). En Bolt se encuentra la playa de Zlatni Rat (Cuerno de Oro) que es una de las mejores playas del país y doy fe de ello. Agua transparente, playa de piedrecitas y lo mejor de todo es que (a diferencia de España) la gente no chilla y no te enteras de la vida de los otros. También puedes aprovechar y visitar la población de Bolt, donde puedes acceder con un agradable paseo desde un paseo cerca de esta playa.

Día 3. Lagos de Plitvice. Desde Split, nosotras fuimos a los lagos de Plitvice en coche de alquiler. Estuvimos tres horas por autopista pero valió la pena. Corría aire fresco y naturaleza por un tubo. A mí me recordó a la cascada que aparece en la película La playa de Leonardo DiCaprio. Allí puedes hacer distintas rutas. Nosotras hicimos la H que incluye andar unas dos horas, más viaje en bus y barco.

Día 4. Isla de Hvar. Abondonamos Split (nuestro centro de operaciones durante los días previos) y fuimos a la isla de Hvar con el ferry, donde nos llevamos el coche. Ovar es considerada la Ibiza de Croacia y recibe visitas de famosos como Kate Moss, Gwyneth Paltrow o Carolina de Mónaco. A mi su vegetación me recordó mucho a Mallorca y sus playas Cadaqués. En Ibiza no he estado, pero mis amigas comentaron que ya le gustaría ser Ibiza a nivel de fiesta y de todo… A pesar de ello, a mí me gustó mucho. Estuvimos en una calita con rocas donde tomamos el sol, casi solas, y enfrente veías el mar y la montaña. Podías nadar y ver el fondo gracias a sus aguas cristalinas. Nos alojamos en Stari Grad (la ciudad más antigua de Croacia y a 15 minutos de la ciudad de Hvar) porque era mucho más barato y con más alternativas para hospedarse. En Hvar cenamos y tomamos una copa. Sí se nota que es mucho más chic y pija que otros sitios de Croacia. Otra opción (pero que a nosotras no nos dio tiempo) es alquilar una barquilla e ir remando hasta algunas de los islotes que hay cerca de Hvar y tomarse un buen baño.

Día 5. Stari Grad / Sucuraj. Visitamos Stari Grad y después nos dirigimos a Sucuraj para coger el ferry a Drvenik. En Sucuraj, mientras esperábamos el ferry, aprovechamos para darnos un baño. Desde Drvenik ya nos dirigimos en coche a Dubrovnik, que hay unas dos horas en coche. La carretera es con curvas y no se puede correr (a veces se hace un poco pesada) pero sí que el paisaje es precioso ya que la carretera bordea el mar y, si nos ponemos cinematográficos, puedes sentirte Grace Kelly en Atrapa un ladrón.

Día 6. Dubrovnik. El casco antiguo es impresionante, por algo se rodó allí Juego de tronos. Gracias a su muralla, sus calles y su arquitectura te sientes en la época medieval, en plan La princesa prometida o El primer caballero. Es imprescindible pagar para caminar los dos kilómetros de la muralla y así tener una perspectiva desde el aire de la ciudad. Recomendación de cajón pero que nosotras no hicimos: ir a primera o última hora para no morir asfixiadas por el calor. En Dubrovnik también fuimos a la playa donde desde alguna zona habilitada más de playa puedes acceder nadando a alguna roca. Si tienes la suerte de estar en un hotel de cinco estrellas (como comprenderéis no fue nuestro caso porque esto no es el blog de una egoblogger) tienen acceso la playa directo con construcciones de hormigón o piedras.

Día 7. De vuelta a Barcelona y muerta del cansancio por una semana intensa, variada y perfecta.

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