Querido verano, sé que la imperfección es algo inherente al ser humano pero no es necesario que, año tras año, vuelvas a poner en evidencia de un modo tan explícito cada uno de mis defectos. Los vestidos cortos no van con mi cuerpo, los escotes dejan entrever una blancura enfermiza, el pelo encrespado no hay manera de alisarlo con tanto calor y brisa marina y los pies parecen los de un cavernícola. Y después de tu salvaje sinceridad que me deja hecha polvo me prometes momentos idílicos.
Siempre prometes vacaciones de lujo con chicos monísimos como los del anuncio de Estrella Damm (Quim Gutiérrez, Carles Francino Jr); cuerpos de infarto como las modelos del anuncio de H&M y un pelo sedoso y brillante como el de Paula Echevarría en el espot de Pantene. Querido verano ¿por qué existe un abismo entre lo que veo en mi espejo y lo que vislumbro en mi televisión, en los blogs y en mi imaginación?
Cuando ya he dado un poco de color a mi piel, he adelgazado algún quilito porque el calor me quita el hambre, he encontrado un look de pelo suelto y loco cool y ya me he habituado a los trapitos más escasos de tela, nos plantamos otra vez a septiembre, a la rutina y a las pocas oportunidades para lucir palmito.
¡Ay querido verano! ¡Cómo me cuesta aceptar que no soy una egoblogger, que mis vacaciones no transcurren entre yate y cala ibicenca y que los hombres (los más corrientes y normales que puedas imaginarte (no me van los buenorros cabrones)) han sido abducidos por unos extraterrestres y no existen!
Verano mío, tienes razón, yo soy del club de las mujeres imperfectas. Aquellas que a veces (muy de vez en cuando tienen chiripita y les sale todo redondo) pero, por lo general, todo cuesta, todo debe lucharse, nunca es ideal de la muerte y nos frustramos cuando aspiramos a esa perfección que vende el consumismo y que no existe.
Creo que cada vez hay más hombres como uno de los personajes de Beautiful Girls que está obsesionado con las supermodelos. Éste tiene toda su pared empapelada de mujeres de medidas 90-60-90, con melenas largas y rubias y su perra se llama Elle (MacPherson). Él dice que las supermodelos te hacen sentir grande, te prometen un día fantástico y un mañana emocionante, todo es poder y deseo en ellas. Está claro que las mujeres imperfectas no somos su target ni el de aquellos hombres que esperan a una supermujer en su vida.
Sin embargo, las mujeres imperfectas somos más comprensivas (porque también lo tienen que ser con nosotras), sabemos encajar mejor los defectos (porque primero debemos aceptar los nuestros), somos equilibristas de la convivencia (porque sabemos que nada fluye sin esfuerzo) e intentamos dar importancia a las cosas importantes (en nuestra vidas las crisis existenciales de una egoblogger no tienen cabida). No viviremos en un anuncio de verano de Estrella Damm pero sí en la vida real y todas sus consecuencias.
Además, si la propia Cindy Crawford (una de las supermodelos por excelencia) se atreve a lucir su cuerpo como una mujer imperfecta de su edad. ¿Por qué no lo haremos nosotras? Querido verano, estos tres meses prometen ¿verdad?
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La perfección no existe, incluso a las top model las retocan con photosop.
Es lamentable que le demos tanta importancia a algo tan superficial, por encima de la inteligencia, la simpatía y la capacidad personal.
En todo caso, la verdadera belleza reside en los ojos de quien mira, así que tú eres perfecta para la persona adecuada.
Saludos.
Muchas gracias por tu aportación!
Ya desde pequeña supe que no sería ninguna modelazo, hoy m acabo de comprar unos shorts en los q mis patorras de elefanta se ven a km....pero ya me da igual que se rian de mi, me apetecía tener unos y lo he hecho y a vivir!
Tenemos que estar más seguras de nosotras mismas!!!!