El día que conocí a Eduardo Noriega

Siempre me estoy quejando de la permanente precariedad laboral en el mundo del periodismo. Sin embargo, a veces tienes acceso a situaciones nada corrientes, que te hacen creer que vale la pena esta carrera. En Croma TV, por ejemplo, me dieron la oportunidad de conocer personalmente a Eduardo Noriega. Cuando el Adonis me dijo el actor de Tesis y Cha Cha Cha venía al programa, pensaba que me tomaba el pelo. Siempre ha habido una parcelita de mi corazón reservada para Eduardo. Él es mi actor español fetiche.

El Sr. Narciso se enteró de mi predilección por el actor y me concedió el honor de participar en la entrevista con una pregunta. Al Sr. Narciso le encanta dar este tipo de concesiones. Es un modo de recalcar que él es quien tiene la última palabra y, si quiere, puede putearnos o hacernos felices. Todo ello depende de si está de buen humor, si le haces la pelota, si le caes bien o si quiere autoconvencerse de que es un jefe querido por su equipo.

Eduardo Noriega al natural impacta. Es más alto que yo. Debe de medir como mínimo metro ochenta y cinco. Es serio, poco hablador, tímido y guapísimo. Hubo un momento que nos quedamos a solas antes de entrar en directo y estuve incomodísima. No sabía qué decirle. Él tampoco daba pie a mucho. Había silencio y fui incapaz de confesarle que me encantó tal película o que siempre había querido conocerle. Tenía miedo de meter la pata y que pensara que soy una fan loca.

ElMetodoAscensor_IsaPiBlog

Sin embargo, una vez debajo de los focos, se transformó. Hablador, accesible, con encanto y una personalidad arrolladora. Se nota el oficio de actor. Cuando llegamos a la mitad de la entrevista, era el momento de mi pregunta. Me sudaban las manos, mi corazón se aceleró. El Sr. Narciso me dio paso y todas las miradas se dirigieron hacia mí. La de Noriega fue excesivamente penetrante, incluso podría decir molesta. Me puse roja. Él se dio cuenta, pero siguió mirándome sin pudor.

Y los cabrones de la redacción me hicieron preguntar una cuestión un tanto delicada. Mi pregunta era si lo pasaba mal cada vez que tenía que hacer escenas íntimas en las películas. Contestó con corrección, sin desviar ni un milímetro su mirada de mis ojos, a pesar de que yo la apartaba como consecuencia de mi timidez. Él, en cambio, no se cohibía.

EduardoNoriegaCama_IsaPiBlog

Una vez terminó la entrevista. Noriega se fue corriendo a otro medio de comunicación para promocionar su largometraje. No me pude despedir de él. Me arrepiento de no haber entablado una conversación intelectual y cinéfila con él. Me lo hizo pasar fatal en directo, aunque la situación tuvo mucho morbazo para mí.

Estaré soltera pero tuve un intercambio de miradas, en directo, con mucha carga sexual con Eduardo. De fantasías una también puede vivir… Si no recuerdo mal, esa noche no cené ni dormí. Con momentos tan excitantes, una es incapaz de llevar una vida equilibrada y sosegada.

NoriegaUnaPistolaEnCadaMano

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