La vida está llena de contradicciones: ecologistas con el aire acondicionado a tope, abanderados de la izquierda estafadores de Hacienda, republicanas convertidas en reinas y acérrimos defensores de la moralidad indiferentes ante ERES fraudulentos y despidos masivos. Hace unas semanas, gracias al periodismo de gran trascendencia, leí la última gran paradoja de la sociedad consumista: “Rihanna recibe, casi desnuda, el reconocimiento icono de moda en los CFDA Awards”.
Llevar un vestido de inspiración años 20, con una transparencia total, sin dejar margen a la imaginación o al juego de la insinuación, demuestra por qué Rihanna es un icono de moda, según estos galardones. Chicas, si queréis ser unas mujeres fashion de verdad presentaros en la oficina con el camisón de dormir casi transparente de tanto lavado, que con este estilismo, más auténtico, auguro un futuro prometedor en el universo de las tendencias.
Si este es el nuevo paradigma de la moda, según los prestigiosos CFDA Awards, ahora entiendo por qué el pasado fin de semana me sentí una extraña tumbada en la playa del Bogatell: llevaba las dos partes del biquini. “Isa ¬– me dijo Raida –, es que no te enteras. Si ahora lo último es hacer selfies en topless (aunque de espalda)”. Y yo me pregunto ¿y cuándo los hombres harán topless de sus partes íntimas? No se vale una playa nudista que allí ambos géneros están por igual (a unos metros estaba la nudista de la Mar Bella de Barcelona).
Ellos, muy recataditos con su bañador, dirigían su ojos, discretamente, hacia los pechos de las chicas de al lado –los de su pareja ya los tenían muy vistos – y, ya no os digo, el descaro de un grupo de adolescentes que me dieron la mañanita con sus comentarios en unos decibeles por encima de lo normal. En cambio ellas, con su top less heredado de las suecas que nos visitaban durante el franquismo, trivializaban el erotismo y el misterio que pueden tener unos pechos femeninos. Entonces ocurre que los hombres o van todo el día empalmados o pierden la emoción y el misterio por el tema.
Así que alguien le diga a Rihanna que su vestido transparente no puede ser más hortera y que, en Occidente, la desnudez ya no es sinónimo de escándalo. Y si su modus vivendi es la transgresión, que se presente en Irán con este modelito o con un bañador de una pieza en la en la playa del Bogatell de Barcelona. En el último caso, le prometo que todo el mundo la mirará y generará todo tipo de comentarios. Un consejo similar le deberían de dar a Miley Cyrus y sus puestas en escena con jueguecitos sexuales. ¡Por favor, respétate un poco más y déjanos en paz!
En este punto es cuando hago mi defensa de las armas de mujer: de ese cruce de piernas a lo Sharon Stone en Instinto Básico o el desliz de los guantes a lo Rita Hayworth en Gilda. Mujeres atractivas, seguras, con estilo, misteriosas y con un erotismo, no de dominio público, porque deja de ser sexy. Y tener muy claro que hay mujeres objeto y mujeres sujeto. ¿Tu cuál eres?
